viernes, 11 de marzo de 2011

Cáncer (IV) Tensa espera

El tiempo pasaba lento, desesperantemente lento... y triste, muy triste... sobre todo en Navidad.

Yo me sentía tranquilo, o al menos eso creía: tolero bien el dolor, nunca he tenido miedo a mi muerte
(la de los demás, me aterroriza), el futuro de mi familia cubierto con el seguro... hasta que me di cuenta de que estaba siendo injusto, mi familia estaba sufriendo, sí les podía faltar algo, les podía faltar yo.

Pasé con mi mujer un fin de semana en Deba, los niños con los abuelos, dimos paseos cogidos de la mano, nos dijimos cuánto nos echaríamos de menos si algo saliese mal y lo duro que sería seguir adelante.
Estuvimos de acuerdo en que después de haber recorrido juntos un duro camino, no podía acabar así.

La tiroides comenzó a dar los primeros síntomas de mal funcionamiento, ralentización del metabolismo: mala digestión, nauseas, cansancio... nada realmente grave, pero iban dejando huella en mi rostro.

Por eso preparé un pequeño engaño para mis seres queridos:

Me resultaba realmente insoportable ver sus caras cuando estábamos juntos: tan serios y preocupados,
no podía evitar sentir que me miraban con lástima, veía reflejados en sus ojos la angustia y el miedo...   ¿serían los míos y no me daba cuenta?... incluso mi hija empezaba a darse cuenta de que algo no iba bien.

Cerca de las navidades, me miré al espejo... y vi la realidad que los demás veían: un hombre enfermo.

Esto no puede seguir así, tengo que hacer algo– y decidí tomar rayos UVA, por primera vez en mi vida,    un par de sesiones (sé que pueden provocar cáncer, pero como ya lo llevo puesto...).

Además me propuse sonreír todo lo posible a pesar del cansancio y decaimiento, no solo por parecer alegre, también para disimular el hundimiento de las mejillas bajo los pómulos que ya resultaba evidente.

El comentario general de aquellas navidades: ¡qué bien estás!, fueron más felices. Yo también.
No confesé la verdad a mi familia hasta hace unas pocas semanas.

Me sorprendió cómo la sensibilidad aflora cuando te das cuenta de que puedes estar cerca del final de la vida, y lleva a emocionarse por cosas antes impensables, como la letra de algunas canciones:

Una de Nena Daconte (nunca me han gustado, pero...): "...tenía tanto que darte, tantas cosas que contarte, tenía tanto amor guardado para ti...", cuando veía a mis hijos no podía evitar que se me escapase una lagrimita, a mí, a un hombretón como yo que no había llorado ni cuando murió Chanquete...

Y con la Historia de un sueño de la Oreja de Van Gogh: "...así, adelante; así, vida mía; ahora te toca a ti, sólo a ti, seguir nuestro viaje...",  algo se estremecía dentro de mí pensando en Idoia...

Ahora, visto con perspectiva, todo aquello me resulta exagerado, casi no me reconozco y me da vergüenza porque creo que me preocupé en exceso; pero aprendí a no dar a las cosas que nos pasan más importancia de la que tienen, porque, en realidad, no era para tanto.

20 comentarios:

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  2. Gracias a ti, me haces sentir menos sólo... la verdad es que con los amigos tan apenas he compartido estos sentimientos... no quería aburrirles con mis "historias"... tampoco quería entristecer a mi mujer... y lo he ido almacenando dentro... hasta que David y algún otro me animaron a "salir del armario".

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  6. Muy buenos días Mariano.

    Hace mucho tiempo que no hemos coincidido, pero bueno, sé de ti por Txomin y él me mando el enlace a este blog donde has pasado a contarnos a todos tus sentimientos. Muy valiente por tu parte el hacerlo, no suele ser fácil expresarnos. Aunque a veces con el ordenador es más fácil.

    Leyendo me he acordado de como contaba el tratamiento con yodo otro amigo mío que le detectaron también un cáncer de tiroides más o menos a la vez que a ti (yo creo que me entere de los diágnosticos con un mes de diferencia entre uno y otro) Es muy gracioso como cuenta este amigo en su blog el último día del tratamiento de yodo: http://www.tri-naranjus.com/2009/02/ultimo-capitulo-del-hospi.html Aunque éste como ves su gran pasión era poder seguir con el triathlon después del tratamiento, y ahí sigue a tope. Al final, nada es para tanto.

    Un abrazo, Mariano.

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  7. Gracias Fern, he entrado en el blog de tu amigo y es único. Todavía me estoy riendo recordando lo que he leído.

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  8. Chapeau Mariano,...chapeau!, cada día que te leo descubro lo que es una "Persona" con mayúsculas, mientras que otros nos somos capaces de despejar las sombras ante minúsculos problemas. Gracias por tu mensaje. Un abrazo

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  9. Totalmente de acuerdo con todo lo que han dicho hasta ahora.
    Espectacular el post; qué duro! Qué difícil "maquillarse" la sonrisa sí o sí, puedas o no con ella.
    Eso sí, no te avergüences de lo que sentías o incluso sientes, aunque sea al escuchar una canción, por ejemplo. En ocasiones, por el motivo que sea, la vida nos hace darnos cuenta de que hay que valorar las cosas y yo creo que llorar, es una de las consecuencias de saber valorarlas.
    Un beso y mi mayor admiración por situaciones como la tuya o la de Eva.

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  10. Muchísimas gracias Luis; si la actitud ante los problemillas es positiva, se superan casi sin querer... no sin cierto sufrimiento, claro.
    Y no lo digo por mi caso, que no soy ejemplo de nada, sino por tantas personas a las que he tenido la suerte de conocer estos últimos años y que siguen adelante a pesar de todo, como si tal cosa, sin darse importancia...
    Hay mucha gente admirable, mucha buena gente.

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  12. Hablas de que buscaste un engaño para tus seres queridos, una máscara para ti con la que creías poder protegerles a ellos. Dices que escondiste tus lágrimas, tu aspecto desmejorado, tu enfermedad detrás de una sonrisa forzada...

    Pero eso, querido Hombre Valiente, es actuar de forma despótica: todo para mis seres queridos pero sin mis seres queridos. Viste el miedo y la angustia en sus ojos, y aún así los alejaste situándote a la distancia de un silencio. Esa clase de silencio que esconde una pregunta, una amargura, un anhelo, un silencio dolido de ser contestado con más silencio. La peor manera de estar cerca...

    Nunca les dejes fuera, es lo peor que puedes hacerles... yo lo sé bien. Permite que te den su apoyo y su cariño, porque eso, a pesar del dolor, se da así, casi sin querer, como el brazo del abrazo o la mano de la cosquilla.

    Y las lágrimas... ya somos vulnerables antes de que ellas aparezcan. No te harán parecer más débil, te harán parecer más humano, eso es todo.

    Un beso.

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  13. Hola Orquídea,

    Muy interesante tu reflexión que agradezco, es cierto que mi engaño puede esconder la cobardía de quien quiere evitar la compasión.

    No me arrepiento, no les oculté mi enfermedad, solamente la maquillé e igualmente recibí su apoyo y su cariño... pero con menos tristeza.

    Te aseguro que tengo un magnífico recuerdo de aquellas navidades, ¿hice mal?, ¿actué con egoísmo?, ¿crees que les deje fuera de mi vida?... tal vez tengas razón... pero en aquel momento todos nos sentimos mucho mejor.

    No creas que intento justificarme, te aseguro que tendré en cuenta tu observación en el futuro.

    Gracias de nuevo.

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  14. Mariano,

    La Orquídea tiene la costumbre de llamarme déspota habitualmente. En realidad no hace sino recordarme el calificativo que yo mismo me apliqué en su momento. A veces tiene razón. Otras veces no es despotismo sino un intento de proteger la propia intimidad.

    A veces creo que la verdad, como concepto, está sobrevalorada.

    Un saludo

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  16. Eva, haz este pequeño ejercicio: si alguno de tus seres más queridos (por ejemplo, una de tus hijas dentro de unos años) estuviera pasando por lo que tú, se escondiera para llorar ella sola y no te lo contara para "no hacerte sufrir", ¿seguirías pensando lo mismo? ¿seguirías entendiéndolo?

    No me contestes, no pido tu respuesta. Y por supuesto yo no juzgo, sería muy osado por mi parte. Simplemente estoy aquí sentada mirando a una cierta distancia, y os explico lo que veo por si sirve de algo.

    (Y a mi querido Rkincaid solo le hago de espejo cuando creo que eso le ayuda, y hasta ahora no ha dejado de mirarse...)

    Un beso.

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  17. Esperamos que nos sigas haciendo de espejo.

    Un abrazo.

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  19. Se echan de menos los comentarios eliminados de Eva.

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