viernes, 4 de marzo de 2011

Cáncer (II) El diagnóstico

Toda enfermedad grave tiene un momento que se recuerda con estremecimiento: el diagnóstico.

Yo no tenía ningún síntoma previo, solo una ligera molestia intestinal achacada a los disgustos por Javier.

Mi analítica era perfecta y nunca ha dejado de serlo, cuido mi alimentación, hago deporte y vida sana; como dije antes de la operación a la cirujana: Voy a ser el más sano de todo el cementerio.

En la revisión anual de la mutua a mis empleados, a la que siempre me apunto, me dijeron: Todo perfecto, pero tienes un bultito junto a la tiroides, ve al médico a que te lo mire... pero no será nada.

No me alarmé, ni acudí a mi médico de cabecera hasta pasado un tiempo, cuando tuve otra causa para ir.

Me exploró, sin poder detectarlo, la verdad es que nunca he notado el tumor; a pesar de ello me derivó al endocrino, tuve suerte de encontrar una buena profesional que no dudó en enviarme al especialista.

El endocrino era joven, me palpó el cuello, confirmó que tenía un bulto de aproximadamente 1 centímetro y decidió que me hiciesen una punción para descartar su malignidad, aunque: será benigno, tú tranquilo.

Llego el día de la punción, una jeringuilla enorme (al menos me lo pareció), te tumbas boca arriba y te extraen una muestra del nódulo. No te muevas, ¡como para moverse con ese pincho en la garganta!.
No duele pero impresiona. Me dijeron: por su apariencia, no hay motivos para preocuparse.

Un par de días después el endocrino llama a mi móvil: ¿puedes pasar por mi despacho?, a la hora que te venga bien–, fue entonces cuando me puse nervioso y lógicamente empecé a temerme lo peor.

Mariano, es cáncer... carcinoma papilar. No sentí miedo, solo pensé: tengo un buen seguro de vida.
El pronóstico es bueno con una tasa de supervivencia elevada, te envió a los cirujanos porque lo tenemos que quitar lo antes posible, ya te iremos explicando el tratamiento–. J... y ¿cómo se lo cuento a mi mujer?.

Me costó decírselo, no encontraba el momento ni la manera... haciendo acopio de valor y con la facilidad de verbo que me caracteriza: tengo cáncer–, sé que lo pasó mal, ese golpe... cuando las cosas mejoraban.

A mis padres fui a verles a casa, me senté: ¿sabéis que me hicieron una punción?, lo reconozco, sonó como el célebre "alguien ha matado a alguien..." de Gila, es cáncer.  No lloraron mientras estuve delante.

Y tú que estás leyendo, probablemente no tienes molestias: ¿te has hecho una revisión recientemente?,   la palabra cáncer asusta a todos,  pero si te diagnostican a tiempo, puede que no sea para tanto.
...

15 comentarios:

  1. Adoro tu tono. Siempre positivo. Un beso

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  2. Gracias, Mariana, además tú me conoces y sabes que no es fingido.

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  3. Mariano, que sepas que después de tu experiencia siempre me hago la revisión de la empresa. Nunca se sabe.

    Gracias por contarnos tu experiencia y demostrarnos que la actitud es la mejor medicina con lo que podemos automedicar para afrontar las cosas.

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  4. De eso se trata, sin temor a nada, pero sin descuidar la prevención. Gracias.

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  5. Siempre me hago las revisiones de la empresa y siempre con la duda de si realmente me dicen algo más allá del peso, estatura y poco más...
    Pero gracias, me has demostrado que la prevención es la mejor de las medicinas.
    Gracias por compartir tanto!
    Un beso,

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  6. Existen historias llenas de batallas heróicas y hombres valientes, de enemigos honorables y justos y mujeres fuertes de sonrisa invencible. De victorias, flores y finales felices.

    Nunca te he visto tan de cerca como para saber que no debería sorprenderme tu valor, pero no hablo de ese necesario para conquistar castillos, sino de esa clase de valor aparentemente más pequeño que sirve para sonreír, en silencio, apretar los puños, tomar aire y dar el siguiente paso.

    Creo que tienes ese valor, y también tienes quien te lo preste. No sé qué final tendrá tu historia, sólo sé que tus palabras hoy me traen el aroma de tu vida, de tu hogar, de tu amor, y sí, de tu valor. Y eso es mucho más de lo que a primera vista cualquiera podría creer al conocer tu historia.

    Pero es que puede que sea verdad que, al final, nada es para tanto.

    Un beso.

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  7. ¡Qué hermosas tus palabras!... pero, si me hubieses visto más de cerca, no me considerarías valiente ni tan lleno de valor, verías al hombre normal, inseguro, que a pesar de todo tiene que seguir adelante.

    Además verías entre los que me rodean, a hombres y mujeres, normales como yo, que cada mañana se levantan y miran hacia arriba, sin dejar que nada les tumbe.

    Gracias en mi nombre y en el de todos ellos.

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  8. Lo primero de todo, gracias por tenderme un puente para sondear mundos tan frescos y genuinos como el de Javier (aunque he de confesar que no soy de las que seguiré subiendo la voz cuando un inglés me pregunte por un albergue de peregrinos.... es inevitable y casi ya costumbre adquirida después de años a pie de la ruta jacoba e ignorante total de otras lenguas). Y segundo, espero que la palabra de ánimo llegue con un poco de calor a través de una fría pantalla

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  9. Yo también espero que esta fría pantalla sirva de refugio a quienes estén sufriendo.

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  11. Hola Anónimo, soy Eva. He seguido comentando en el blog del gran hombre valiente, pero lo he hecho de forma anónima.
    Cuando tecleabas mi nombre en google, salían mis comentarios. Parte de mi pequeña familia, en concreto dos de mis hermanos, no saben nada, y tampoco quería que pudieran enterarse por este blog.
    Quise mantenerles al margen.
    A mi hermano pequeño porque es muy muy débil, y creo que no hubiera soportado la idea de perder a su peque por culpa de un cáncer. Teníamos otro hermano que murió de leucemia. No es un cáncer ni parecido. Como dice Mariano en este blog, el de tiroides es de los buenos, bueno prefiero pensar así.
    A mi hermano mayor tampoco quise decirle nada, existen otras razones, muy diferentes, nada que ver con las anteriores.
    Sólo se lo dijimos a mi hermana mayor, que es quien se encargó de cuidar a mis princesas cuando yo estuve aislada. No queda más familia, mis padres son ángeles que cuidan de mi. Bueno y también lo sabía el rey de mi casa: el culpable de que mis princesas existan.
    Un abrazo fuerte anónimo.

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  12. Hola Eva, ¡qué alegría leerte!

    Espero que sigas bien.

    Un fuerte abrazo.

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  13. Hola Mariano, otro abrazo para ti.
    Millones de besos desde la capital del Reino.
    Eva.

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  14. Que es un bocio multinodular?

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    1. Siento no poder darte información, no soy experto en la materia.

      Un abrazo.

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