viernes, 15 de abril de 2011

Javier (VII) La operación de corazón: El día "D"

Barakaldo, domingo 14 de Octubre de 2.007

Estoy tumbado en la cama... no consigo dormir... pienso en Idoia y Javier en el hospital, solo podía quedarse uno... y en el día de mañana que, acabe como acabe, será de esos que se recuerdan toda la vida.

La cama no es cómoda, como el resto del Hotel Zeus, muy modesto, poco más que un hostal, lo escogimos por su cercanía al Hospital de Cruces; le digo a mi mujer que estamos –en primera línea de hospital–.

El plazo medio de recuperación es de un mes, así que esta será nuestra casa durante una temporada, pero tenemos reciente el caso de la hija de unos amigos que por complicaciones ha estado casi 2 meses.

 Tengo que intentar coger el sueño... mañana será un día muy largo... pero no... no creo que pueda dormir.
Barakaldo, lunes 15 de Octubre de 2.007

Ya se han llevado a Javier al quirófano, iba tan contento en la cuna-camilla,  aunque nosotros no hemos pegado ojo el angelote sí ha descansado, a pesar del catarro que nos ha tenido en vilo en los últimos días ya que con fiebre no se puede operar... menos mal que no se ha aplazado... ya no podíamos más.

Y aquí estamos... en un pasillo... cogidos de la mano...  estamos calmados, sorprendentemente tranquilos... ya hemos hecho lo que teníamos que hacer: Javier ha llegado al peso que necesitaba... y no se nos ha muerto... no podemos hacer más... ahora está en manos de los médicos.

Pasa el tiempo despacio, seguimos sin estar angustiados...ha llegado una amiga, Marta, para hacernos compañía, siempre le estaré agradecido, estas cosas no se olvidan.

Mientras charlamos he sentido algo raro, una especie de visión ... acabo de saber que Javier vivirá, casi me había hecho a la idea de que no superaría la operación... y, de repente, sé que nuestro hijo va a seguir con nosotros... me he estremecido y después... una sensación que echaba en falta: hay paz dentro de mí.

Han pasado casi 5 horas... sale el cirujano Dr. Aramendi, no le conocíamos, tiene un aspecto bohemio, pelo largo, desaliñado... trabajar con corazones tan diminutos es trabajo para un artista... está satisfecho, la operación ha ido muy bien, ha reparado el corazón de Javier y lo ha vuelto a poner en marcha.
Nos dice que le han bajado a la UCI y que podemos ir a verle... casi ni nos despedimos de Marta... vamos volando... pero no nos dejan entrar, tenemos que esperar... media hora... ¿qué está pasando?... ¿porqué no podemos entrar?... pasa casi una hora... ya no sabemos que hacer, preguntamos contínuamente pero no nos dicen nada... ¡qué angustia!...
Llega la respuesta cuando por fin se abre la puerta... salen unos padres junto a una camilla... con un  cuerpecito tapado por una sábana... un pequeñín acaba de morir... es un momento de inmensa tristeza... y de completa desmoralización... la muerte acaba de pasar junto a nuestro niño, espero que no se haya fijado en él.

Ya podemos entrar... qué imagen tan impactante nos asalta: la boca entreabierta con la lengua fuera.. un ventilador con hielo... cables para el marcapasos... drenajes en la tripa... vías en las piernas, brazos... hasta en la cabeza porque no teñían más espacio... le han cortado parte del pelo...  conectado a varias máquinas... no tiene buen color... y está tan sedado que no se mueve en absoluto, parece totalmente carente de vida... no creo que nunca pueda borrármelo de la mente... nadie tendría que ver a su hijo así... lo tengo grabado a fuego... pero lo recordaré con alivio porque al final no ha sido para tanto.

6 comentarios:

  1. Claro q no fue para tanto Mariano. Nada es para tanto, lo dices tú y tienes toda la razón. Javier no había cumplido su misión aquí en la tierra. Por eso, a pesar de tener muy pocas posibilidades, su corazón no dejo de latir.
    Lo del otro bebé, son cosas q pasan. Es muy triste, pero pasa. Nunca entenderé q un niño pueda morir. No lo entendí nunca, pero cada vez menos. Creo q lo peor q t puede pasar en la vida es sobrevivir a un hijo. Pero las madres entierran todos los días a hijos, y como decía madre: al final nadie se muere por nadie. T cuesta más o menos aprender a vivir sin él, pero sigues adelante. Mi madre fue capaz de hacerlo, y si ella fue capaz cualquiera d nosotros tb.
    Pero Javier es un campeón, y todavía tiene q dar mucha guerra aquí, por lo menos 100 años más.
    Un abrazo fuerte Mariano, para ti por ser como eres, y otro para el protagonista de todo esto: vuestro pequeño gran Javier.

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  2. Hola!! acabo de conocer tu blog.Me han resbalado lagrimas por los ojos,tus palabras me han dado frio al leerlas..¡¡Pero bueno!! seguro que Javier sera todo un " CAMPEON" y saldra adelante.
    Mucha fuerzas y animo.

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  3. Ufff si entiendo tus palabras pasamos por lo mismo y esa imagen es tremenda marcada a fuego en la retine de por vida en unos pocos centimetros de cuerpo tantos cables y magueras y ese color palido verdoso tremendo por suerte ya es solo un recuerdo y la cicatriz unica marca de aquello que le toco pasar.

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  4. Reconforta mucho leer vuestros comentarios.

    A Javier en la guardería le llamaban el "torero", por todas las cicatrices que le adornan... la vida le ha dado muchas cornadas... pero sigue saliendo a la plaza cada mañana, con una sonrisa.

    Muchas gracias de corazón.

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  5. Madre mía!
    Qué duro! Qué horror!
    Me encanta tu optimismo, te aseguro que el día que me toque pasar por algo parecido contactaré contigo para hacer "terapia"!
    Siento no ser un poquito más optimista, pero me pongo en situación y ...
    Un abrazo!

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  6. Hola Mari, no me considero especialmente optimista, pero creo firmemente en un Proverbio Chino:

    Si tienes un problema y no tiene solución, ¿para que te preocupas?; y si tiene solución, ¿para que te preocupas?

    Opino que un problema que no tiene solución no es un problema, simplemente es un acontecimiento negativo, no hay que preocuparse por él, solamente podemos afrontarlo y asumirlo.

    De los problemas que debemos ocuparnos son de los que sí tienen solución, y cuando hemos hecho todo lo que estaba en nuestra mano... pues también se acabó el problema.

    Un abrazo y gracias.

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