Cáncer (VI) Postoperatorio

En cuanto estuve despierto, lo primero que pregunté a mi mujer:  –Dime la verdad, ¿qué te han dicho?–... estoy bastante obsesionado con que me oculten la verdad.

Sé que opinan los médicos que las malas noticias pueden afectar a la recuperación, pero yo creo que todo el mundo tiene derecho a conocer su estado real y poder así actuar en consecuencia.

–Ha ido todo bien, han sacado un ganglio del cuello y como no estaba afectado no te han quitado los demás–. Me miro en un espejo: la marca de rotulador de lo que estaba previsto cortar... realmente impresiona, desde el omoplato hasta la oreja... de buena me he librado.

Solo me duele un poco el cuello, nada más, me explican que la postura durante la operación con la cabeza inclinada hacia atrás durante tantas horas puede causar este dolor durante unos días... paciencia.

Me traen una taza de té, –si lo tomas te daremos de cenar... y si acabas la cena, te retiraremos el suero–, sin duda es el camino para ir pronto a casa; aunque no me gusta, todo para dentro... duele bastante al tragar.
Y ahora la cena... sigue doliendo... pero algo tengo que poner de mi parte para salir de aquí lo antes posible.

Solo la familia cercana ha venido al hospital porque he "prohibido" las visitas, creo que es algo incómodo visitar a alguien enfermo: si estoy bien, no necesito compañía, no quiero molestar y si estoy mal, mejor no tener que atender a los acompañantes... tal vez soy un poco insociable... pero me han hecho caso.

Me quitan los sueros, qué bien se está con el brazo libre. Me dan una pastilla para dormir, no la necesito.

Viene la enfermera con la inyección de heparina (para evitar coagulaciones al estar tumbado), el protocolo manda inyectarlas diariamente en la tripa, como tengo poca grasa le cuesta un buen rato conseguir un trozo de carne donde poder pinchar, esto sí que duele; mi compañero de habitación, con su buena barriguita, no sufre nada (tomo nota para la próxima: régimen de cerveza).

...

En 2 días estaba en casa. Al día siguiente quise salir a la calle, pero no pude, me mareé al levantarme, por impaciente.

El posterior análisis de anatomía patológica desveló que el cáncer no estaba solamente localizado en el nódulo sino que ya se había extendido a la parte derecha de la tiroides y los ganglios que visualmente parecieron no afectados si presentaba afección cancerígena. No importa, ¡acabaremos con ellos con el Yodo radiactivo!

La cicatriz, pequeñísima, más parece una arruga, mis amigos me dicen, y coincido con ellos, que es poco varonil... habrían quedado mejor unas grapas verticales, vamos.. algo tipo Highlander (los Inmortales).

En resumen, la parte quirúrgica fue llevadera y, siempre que la metástasis se circunscriba a la tiroides y al cuello, el pronóstico sigue siendo excelente si bien es cierto que puede reaparecer una vez que ha manifestado su capacidad de propagarse, pero si lo hace, volveremos a cortar, y seguro que no será para tanto.