martes, 15 de febrero de 2011

Javier (III) ...Y volvió a salir el sol

Al día siguiente, volvió a amanecer y después de varios días nublados, salió el sol.

Apenas conseguimos dormir, todavía no entendíamos muy bien todo lo que nos estaba pasado.

No sabíamos mucho sobre los Down, prácticamente nada, pero la verdad es que todas las complicaciones médicas hicieron que el "maldito Síndrome" fuese la menor de nuestras preocupaciones.


Una enfermera nos dijo que Javier ya nos había dado los disgustos que nos tenía que dar, en adelante todo era mejorar. Hasta la fecha no le falta razón. Nunca se sabe qué problemas podemos tener con los hijos: drogas, malas compañías, delincuencia... con un Down se ahorran algunos quebraderos de cabeza.

Bajamos a verle a la incubadora. Le miramos, nos cogimos la mano: De esta salimos, cariño... va a vivir.

¡Y cuántas ganas tenía Javier de vivir!

Voy a expresar algo que resulta duro... no sé bien cómo explicarlo sin que suene egoísta, inhumano, y no sé si los que han pasado por algo parecido han sentido lo mismo: con Javier recién nacido, sin haberle cogido siquiera en brazos... no sentíamos que fuese "tan hijo nuestro" como los otros... creo que el dolor que hubiésemos sentido por su pérdida no hubiese sido el mismo... tal vez soy un monstruo.

Qué mal suena, pero, cuando pasados unos meses le operaron del corazón nos decíamos: No se nos puede morir, ahora ya es nuestro. Pido perdón si alguien se siente ofendido.

Con su corazón todavía no había nada que hacer hasta dentro de unos meses cuando hubiese ganado peso; y sobre su ceguera, quedaba mucho por hacer y decidir...

Al verle... y al tocarle... ya no parecía todo tan negro como ayer... ya no parecía para tanto.


10 comentarios:

  1. Mariano, tienes una forma de contar las cosas que te hace creer de verdad en que al final nada es para tanto.

    Se me han puesto los pelos como escarpias y me ha hecho volver a hace casi cinco años. Cómo pasa el tiempo...

    Posiblemente algunos pensaran que escribes poco cada día, pero en cada frase dices muchísimas verdades. Eres un campeón. Sigue así.

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  2. Cada frase cuesta... aunque al final se supera todo, es evidente que produce dolor... y revivirlo también hace sufrir.
    Gracias Asun.

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  3. Madre mía... Efectivamente, los pelos como escarpias. Pero yo no creo que seas un monstruo, sino que es una reacción natural. Quién sabe, quizá si hubiérais tenido la oportunidad de cogerlo, achucharlo, abrazarlo desde el primer momento, no habríais tenido esa sensación.
    Me encanta como escribes.
    Un saludo!

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  4. Puede ser Mari, pero no puedo evitar sentir "remordimientos" por lo que sentí.

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  5. ¿Acaso no teniais derecho a sentiros..., como tu dices, monstruos, despues de esa experiencia? No creo (no lo puedo saber) que el momento que describes sea nada agradable. No hay porque sentir remordimiento. Ya paso.

    Somos humanos. Olvidarse de nuestra naturaleza seria negarnos a nosotros mismos.

    Me esta encantando leer vuestra historia de primera mano.

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  6. Cuando nació mi quinta hija Mercedes, nació de 7 meses y se la llevaron a neonatos. Reconozco que hasta que no la cogí en brazos unos dias después, pues no la miraba igual.

    Llegaba a neonatos, miraba por el cristalito y me iba como quien miraba un escaparate. No sentía ningún sentimiento igual que con las otras. Volvía a casa, a mis otras hijas, mi vida seguía. ¡¡ Y tenia una pequeña en un hospital!!.

    Al tercer o cuarto día, pedí darla el biberón. Y fue cogerla en brazos y empezar a fluir todo. Era mi maravillosa hija, que sigue siéndolo cuatro años después.

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  7. Cuánto reconforta que alguien haya sentido las mismas cosas por las que nuestro corazón se estremece y nuestra mente se sorprende.

    Gracias por tu aportación.

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  8. Uno de los motivos por los que sigo este blog es por la cantidad de expresiones reales y naturales haceis. El primero tu, Mariano, no has caido en lo que "a todo el mundo le gustaria leer" y por ello ganas con cada palabra en autenticidad.
    Gracias.

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  9. Muchas gracias por tu comentario, es una de las vantajas de no ser un buen escritor ni dedicarse a ello: al no saber escribir con la cabeza, hay que hacerlo con las tripas... perdón por la expresión.

    Un abrazo y espero que nos sigamos leyendo.

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